Preludio de un corazón roto
No se abrió el cielo ante nosotros
pues no tuvo caso el amor
valiente,
los mil colores quedaron grabados
solo en la memoria de tantos
sueños.
El festejo de los besos se pospuso
para otras épocas más conscientes,
en donde pueda mirarme en tus
ojos
sin la vergüenza que me retiene.
Ya querrás tú a alguna especial cualquiera,
ya estaré yo imaginando qué
rostro tendrá tu ausencia,
pronto te hospedarás en otros
cuerpos,
pronto me marcharé de ti.
Tal como tus párpados encierran dos soles,
el corazón mío te cerrará las
puertas,
daré doce pasos a tu diestra
y cubriré mi desnudez con tiempo.
La ternura se ceñirá a la
despedida
que te ofrezco con este
poema
y la dulzura que te desea permanecerá presa,
pues no habrá palabra que la haga
escapar.
Entonces será mejor que huyas
confiado
de que otros labios te esperan
para que no tiemble la certeza
del deber que impone romper un corazón.