Lo que basta


Que no bastará, te digo,
ni empeñando mis ojos en tu rostro,
ni clavando mis palabras en tu oído.
Que no bastará, me dices,
porque la soledad te enterró bajo tu cama,
y esta mano mía es una rama endeble.
No bastará seguramente,
cuanta razón tenemos los dos en eso.  
¿Que si me cansaré algún día?
Caeré cada noche exhausta,
querré soltar la cuerda que te ata,
mas mi cansancio, cariño,
no implica mi renuncia.
Me canso de amar
tal como me canso de vivir a veces,
pero jamás me voy,
ni de la vida, ni del amor.
Que no bastará, me repites,
tu voz es el ritmo de la tragedia griega.
Que no bastará, te grito,
pero mi voz no llega hasta tu fondo.
No soy ingenua, tú sí, en cambio,
crees que no sé de tensiones,
me imaginas divinidad entre pasiones.
¡Mas cuántas cuerdas no estaré halando ahora!
Observa, mi tronco está asfixiado, pero no débil.
Que no bastarán los morados brazos,
me gritas entre sollozos.
¡Cómo quisiera no saberlo!

¿Nos ha de bastar con esto?
Pues aquí me quedo,
con las sogas enrollándome,
silenciada entre tu pecho.
¡Hombre ingenuo!
para quererte jamás he necesitado tenerte.