Dualidad mía

Pero entre el seno de tu alma lloras.
Te abres hacia el viento y le pides,
que con brizna de locura hambrienta
te rasguñe las sombras tristes,
le clamas que te escudriñe cada esquina,
los ángulos que hacen de tu cueva
impenetrable

Tú, corazón tierno de ave,
que revolotea en jaulas anheladas
y se posa en las palabras suaves,
aprende a condenar al otro en su llanto,
así tú cantes, así te ensañes
con la sal de tus propias vertientes,
lo oscuro de sus mares

Llanto infinito.
Tú.
Yo.
¡Yo!

¡Nosotras!

Deja empañar tu cordura
con los reflejos de las letras.
Vete a recorrer el mundo
buscando en su espesura
huir tu pesadilla diurna y etérea:
Vivir.