Para Angelita
Cuando naciste, nuestra tía Teresita supo, al verte, que traerías bendición a muchas personas y así lo declaró sobre ti. Nuestros papás te dieron por nombre las palabras que mejor describirían quien eras: Angela Lucía. Fuiste, en la máxima expresión de la palabra, un angelito para las personas que te conocieron y una luz brillante para cada una de nuestras vidas.
Angelita, con su corazón de niña y su ternura inagotable, se regocijaba en los detalles pequeños de la vida, le encantaban los perros y los gatos, el color rosado, las princesas, los niños, las barbies y las películas de muñequitos. Angelita se conmovía ante el dolor de los otros como si fuera el de ella misma y siempre estaba abierta a escuchar y entender sin esperar nada a cambio y sin nunca juzgar. En los últimos años, cuando ella hablaba sobre sus sueños, el que me confesaba con más recurrencia era poder ayudar a quien lo necesitara y dar testimonio con su propia vida. Aunque ella ya no esté aquí con nosotras, estoy segura de que hizo lo que soñaba hacer y cumplió con su llamado: ella cuidó, abrazó y apoyó a tantísimas personas, a todas las que estamos reunidas acá. Su vida, como ella lo quería, es y será nuestro testimonio de ternura, fe, valentía, compasión y amor. Por eso, sabemos que en la misma medida en la que Angelita amó y cuidó, también fue infinitamente amada y cuidada por cada una de ustedes y, como familia, estamos eternamente agradecidas por rodearla con cariño y hacerla sentir increíblemente bendecida y querida. Especialmente, les agradecemos por acompañarla en su enfermedad y mantener su corazón y su espíritu lleno de ánimo y afecto. Estamos seguras de que cada detalle impactó su vida profundamente y la llenó de gozo y alegría. A Julito, quien fue su ángel hasta el último aliento, gracias por cuidarla y amarla incondicionalmente, por ser un compañero leal, dulce y comprensivo, por permanecer a su lado en cada batalla, por consentirla y hacerla feliz, por aferrarla a la vida. Julito, Angelita te amó con todas sus fuerzas y fuiste un sueño cumplido para ella.
A nuestra Angelita, nuestra hermana mayor, la llevaremos como parte de nosotras a dondequiera que vayamos. Nos quedamos con mucho amor para darte, mi hermanita, y no hay palabras para describir lo que se siente que no estés. Nuestros padres, mi manis y yo te amamos y amaremos sin medida, para siempre.
P.S. Mi Angelita, no hay día en el que no te piense, no hay momento en el que no te extrañe. Desde que te fuiste, todo lo experimento a través del vacío de tu pérdida. Me rompe el corazón saber que hay partes de mi vida que nunca te podré contar, que hay un presente y un futuro que ya no podremos llorar o celebrar juntas. Ahora veo en mí más rasgos que me recuerdan a ti y me consuela pensar que, de alguna manera, tú habitas en lo que soy, tú vives conmigo. Te guardo en mi sangre, mi rostro y mi corazón. Te llevo en mí y no te suelto.