Domingo de noviembre
El sol rige el domingo
y roza mis piernas
acostada en la cama
allende la puerta
están sus murmullos
la dejo entreabierta
entrecierro mis ojos
encadeno sus sonidos
imagino sus bocas
llenas de vivas voces
invasoras del espacio
y del silencio
que no ocupamos
cinco pasos
bastarían
seis segundos
tardaría en llegar
aún así me quedo
anclada a esta cama
bañada de dorado y calor
porque es domingo
y sus ruidos son
ángeles celebrando
la tarde y la vida
no sé cómo se cuelan
los destellos sonoros
que salen de su carne
no sé cómo hacen
de este recuadro
dominical y solitario
una dulce composición
cálida de compañías
es domingo
y no estoy sola
como el sol
me alcanzan sus sonidos
me arrullan
con su presencia silente
a su abrazo de ondas
me rindo
en su caricia ondulada
descanso